miércoles, 20 de abril de 2011

¿A DONDE TENEMOS QUE LLEGAR?

                       Cinco jugadores de la UE La Mancomunitat en el hospital. Dos agentes de la Policía Nacional heridos, uno con un dedo y otro con la nariz rota. Tres jugadores de fútbol escondidos en un piso de Gandia esperando a que la policía acuda a rescatarlos por temor a ser agredidos. Una monumental batalla campal entre jugadores y familiares, persiguiéndose por calles y descampados. Una decena de personas con contusiones de diversa índole. El parte, más propio de una jornada de guerra, corresponde a los incidentes ocurridos la tarde del pasado sábado después del partido de fútbol que enfrentó a los equipos juveniles del Benirredrà y la UE La Mancomunitat, este último formado por los municipios de Alfarp, Catadau y Llombai.
Sobre el terreno de juego no hubo incidentes. La contienda, que se disputó en el complejo deportivo de Roís de Corella, en Gandia, acabó con el resultado de 2 a 4 a favor de los visitantes. Fue al término del partido cuando, en el parking de las instalaciones, se produjeron las agresiones. Según diversos testimonios, hubo una convocatoria previa para quedar en el lugar del partido con la intención de responder violentamente a los sucesos, también violentos, que se produjeron en el partido de ida, disputado el 11 de diciembre en la Ribera.
En aquel encuentro dos jugadores del Benirredrà fueron agredidos por el público tras una jugada dura. Uno de ellos terminó con dos dientes rotos y otro con contusiones por todo el cuerpo. El club de la Ribera expulsó del terreno de juego, de por vida, a los autores, y la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana clausuró el campo por un partido.
 

                                             El sábado pasado el partido se jugó en Gandia porque el Benirredrà tenía el campo cerrado debido a incidentes graves causados por el público. A la conclusión del partido, entre cuarenta y cincuenta personas agredieron a jugadores y familiares del equipo visitante. "Les estaban esperando", narró uno de los testigos. La violencia desatada fue tal que ni siquiera se respetó a la autoridad. De los varios agentes de la Policía Nacional que se encontraban en el lugar uno resultó con la nariz rota por el impacto de un casco de moto, y otro fue herido en un dedo. Ambos tuvieron que ser atendidos en el cercano hospital de Gandia.
                                             

                                             El balance en el equipo visitante es poco menos que aterrador. Un jugador con el aparato dental roto, otro con problemas cervicales que precisará de un collarín, otro con una muñeca fracturada, un cuarto con la pierna rota y un último dado de alta después de pasar el domingo en observación por orinar sangre como consecuencia de la paliza. Toda la expedición sufrió golpes. Además, tres jugadores de La Mancomunitat se refugiaron en una vivienda de Gandia. "Les tuvimos que rescatar", narró uno de los policías que participaron en el operativo.
                                              El domingo, un día después de los incidentes en los campos de Roís de Corella, la Policía Nacional tuvo que custodiar al árbitro que dirigía el partido Benirredrà-Villalonga.



                                              La AFG LA SAFOR, expresa su repulsa a estos actos de violencia y a los anergumenos que asocian un deporte de caballeros y hermandad con la mas primitiva y gratuita violencia, deseamos comunicar todo nuestro apoyo a los jugadores, familiares y técnicos víctimas de estas agresiones que por desgracia suceden cada fin de semana.


                                      ´Pensamos que no íbamos a salir vivos de allí. Si no es por la policía...´  vicent m. pastor


-LEVANTE-EMV

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